Cataluña, y muy especialmente Barcelona, están en la zona de la Península donde las aguas son denominadas como duras. Llamamos aguas duras a las que contienen una alta proporción de minerales disueltos.
Como el agua se mueve a través de suelo y roca, disuelve los minerales y los mantiene en solución. La dureza de las aguas naturales es producida sobre todo por las sales de calcio y magnesio, y en menor proporción por el hierro, el aluminio y otros metales. El grado de dureza es mayor a medida que aumenta el contenido de estos elementos.
Ya podemos tranquilizar al consumidor al decir que no se ha demostrado que el agua dura sea un riesgo para la salud. En principio, no lo es. Pero la pregunta persiste: ¿Nos perjudica?
La respuesta es SÍ. Los minerales contenidos en el agua dura suponen una molestia a causa de su tendencia a acumularse en las tuberías de agua y sistemas de calefacción. Si la cal se acumula, se pueden obstruir las tuberías que transportan el agua de consumo doméstico y los calentadores pierden vida útil.
Otro efecto nocivo es que se necesita hasta un 40% más de energía para calentar el agua, con la consiguiente pérdida económica y daño al ecosistema. Además, al usar esta agua con productos jabonosos, estos tienen un rendimiento muy pobre en comparación con el agua blanda.
Pero donde más problemas ocasionan las aguas duras es en la industria. Las aguas con exceso de cal o de otros componentes “extras” dañan las tuberías y las partes vitales de la maquinaria industrial.
Tradicionalmente, el mercado de tratamiento de aguas tenía una solución principal para el agua dura: ablandadores de agua basados en sal. Sin embargo, en los últimos años los tratamientos alternativos se han vuelto cada vez más populares.
En AQUA QUÍMICA somos especialistas en la purificación del agua por medio de intercambiadores iónicos. Otro día explicaremos cual es el proceso, pero de momento sí comentamos para que sirve: se transforma el agua dura en agua de alta pureza (o agua blanda) que permite mejorar los procesos industriales y reducir el deterioro de la maquinaria.
Muchas industrias se benefician de instalar equipos filtradores de agua: alimentación y bebidas, hidrometalurgia, químicas y petroquímicas, farmacéutica, energía, entre muchas otras.