Hay múltiples formas de tratar el agua como muy bien sabemos, pero una de las formas más particulares de hacerlo es con ozono. A continuación te damos algunas claves sobre este tipo de tratamiento, cómo funciona y sus principales pros y contras.
El ozono es un gas incoloro con unas capacidades oxidantes de materia orgánica importantes, de ahí su uso para desinfectar el agua. Así es posible reutilizarla para beber o para funciones de riego.
Aprovechando la capacidad de oxidación de este gas, se da un tratamiento en el agua que produce una destrucción rápida y eficaz de todos los microorganismos, incluidos virus y bacterias. Así el agua termina libre de gérmenes y apta para su consumo.
Ventajas del tratamiento con ozono
- El ozono elimina las bacterias y los virus que no se destruyen con el cloro.
- Se necesita mucha menos cantidad de ozono que de cloro para tratar el agua.
- No aumenta los contenidos de sales inorgánicas o productos tóxicos del agua.
- A medida que la tecnología de ozonización avanza, también disminuyen sus costes. Actualmente es un tratamiento más económico que con cloro.
- Se eliminan sabores y olores extraños que otras sustancias orgánicas pueden aportar al agua.
Desventajas del tratamiento con ozono
- El ozono tiene una vida activa en el agua de aproximadamente 25 minutos de media.
- El ozono no se puede transportar, por lo que la ozonización se debe producir in situ.
- Los aparatos usados para la ozonización pueden verse corroídos por ácido nítrico u óxido nítrico, que se puede producir en el proceso.
- Se deben tomar medidas especiales para trabajar con el ozono y evitar la exposición de los trabajadores. Los efectos oxidantes del ozono pueden afectar a ojos y pulmones.
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