El tratamiento de aguas grises se ha convertido en una tarea importante dada la escasez de agua potable. En este artículo, se explicará la importancia de dicha gestión y las consecuencias de no realizarla acorde a la ley.
Beneficios del tratamiento de aguas grises
El principal beneficio de realizar una correcta gestión de las aguas grises es el ahorro en agua potable. Pero además, se reduce la huella de carbono, ya que la demanda de agua potable se verá disminuida, así como la energía empleada en su procesamiento. Por último, se contribuirá en la reducción de la contaminación de este recurso, fomentando así la conservación de la biodiversidad.
Sanciones por el mal tratamiento de aguas grises
Se encuentran tres niveles de infracción por el mal tratamiento de las aguas residuales. Las infracciones leves pueden suponer una multa de hasta 10.000 euros. Dichas infracciones hacen referencia a las acciones que perjudiquen a bienes de dominio público cuyo valor no exceda los 5.000 euros. También se considera una infracción no informar a la Administración sobre el control de las aguas.
Las infracciones graves hacen referencia a vertidos no autorizados, así como a no contar con las instalaciones para controlar la gestión de estas aguas o no tenerlas operativas. Obstruir la función inspectora de la Administración y la reincidencia de faltas leves también se incluiría en esta categoría. En este caso, las multas ascienden hasta 90.000 euros.
Por último, las infracciones muy graves incluyen los vertidos no autorizados cuando afecten a la salud de las personas y al medioambiente, así como el incumplimiento de las órdenes de suspensión de los vertidos, entre otras acciones. En este caso, las multas pueden alcanzar los 450.000 euros.
Contar con un sistema de tratamiento de aguas grises evitará la imposición de las sanciones mencionadas. Además, aporta beneficios para el medioambiente que ayudan a preservar la biosfera.